lunes, 18 de julio de 2016

El baloncesto de Mario Camus

Mario Camus (izquierda) y Maxi García
Fue el momento clave. En el pabellón polideportivo cesaron los chirridos de las zapatillas sobre el suelo, los botes del balón, sus golpeos sobre el tablero y sus rápidas caricias rozando la red de los aros. El entrenador les había llamado y todos le rodearon en silencio.

Con su acento platense conquistó la atención y sus palabras entraron como una limpia canasta de tres puntos: “Hay que saltar y correr para notar que se aprende cada día, que tiene sentido la preparación. Y cuando notéis todo ello, tendréis la sensación de que estáis viviendo. Importa estar vivo. Pensadlo. Repetidlo cuando ya no podáis más. Hay que seguir. Seguir, aunque no se vaya a ninguna parte”.

El espíritu del baloncesto ya había penetrado años antes en el interior de Mario Camus (Santander, 1935). Quizás por eso se animó a dirigir y a estrenar en 1985 la película ‘La vieja música’, protagonizada por Federico Luppi, Charo López, Antonio Resines, Francisco Rabal y los jugadores del Breogán de Lugo. El entrenador (Federico Luppi), en realidad buscaba recuperar un viejo amor y por eso lanzó a sus pupilos aquel mensaje de perseverancia, mientras que Mario Camus, con aquella película, acaso intentó recuperar parte de su juventud, cuando se convirtió en uno de los mejores jugadores de baloncesto que tuvo el Santander de los inicios de este deporte, coincidiendo con el apogeo de las desaparecidas instalaciones del Frente de Juventudes de la calle Vargas, que por cierto tuvieron el honor de estrenar las primeras canastas de hormigón en España. Eran cuatro plantas que, además del polideportivo cubierto, albergaría la primera piscina bajo techo de la ciudad. Estaban escoltadas por una pista donde se practicaba el baloncesto y por otra donde se jugaba a los bolos. Aquellas instalaciones de la Alameda de Oviedo, que también se llamaban así, fueron cuna de una renovada generación de deportistas y clave para perfeccionar las habilidades baloncestísticas de Camus.

Lectura, cine y deporte

El director de películas como ‘La colmena’ o ‘Los santos inocentes’, tuvo en su juventud tres grandes aficiones: la lectura, el cine y el deporte. Comenzó a jugar al baloncesto en 1950 en el Imperio F. J. y luego, aprovechando sus estudios en el colegio La Salle, en el juvenil de este centro que se fusionaría con el Frente de Juventudes de Santander. Fue en este equipo donde destacaría participando en diversos campeonatos de España, aunque en algunos no pudo acudir a la fase final requerido por el equipo de natación, disciplina donde Mario también sabía desenvolverse como pez en el agua.

En 1953 fue subcampeón de España de Baloncesto del Frente de Juventudes después de derrotar a La Coruña (51-46), Valencia (44-36) y caer en la final con el potente equipo de Madrid (73-51). En aquel equipo, además de Camus, jugaban Evaristo, Urtiaga, Moreno, Maxi García, Rafa Garayo, Higuera y Aja. En 1954, con el también cántabro Maxi García, se proclamó campeón de Europa en los Juegos Escolares de FISEC (Federación Internacional de Deportes de Escuelas Católicas).

Camus continuaría jugando a baloncesto cuando se trasladó a Madrid a estudiar Derecho. Formó parte del equipo del Colegio Mayor José Antonio, con el que sería campeón de España, y fue seleccionado para el equipo nacional del SEU (Sindicato Español Universitario), jugando varios partidos de carácter internacional, como el disputado contra Brasil al que España derrotó por 49-44, con compañeros como Trujillano, Alfonso, Imedio, Sanz, Escrig, Muñoz y Bonet.

El baloncesto de su juventud comenzaría a alejarse de la vida de Mario Camus cuando ingresó en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid, la escuela oficial de cine de entonces. Fue un momento clave para su carrera profesional, porque cesarían los chirridos de las zapatillas sobre el suelo, los botes del balón, sus golpeos sobre el tablero y sus rápidas caricias rozando la red de los aros. En su lugar aparecieron las claquetas, el rebobinado de rollos, los magnetoscopios y el tumulto de grúas y jirafas en la filmación.

Y como en el baloncesto, también en el cine Camus comprendió el valor del equipo. Detrás de sus exitosas series de televisión y más de 30 películas, reconocería el mérito de todas las personas que participan en la elaboración de cada obra. Ése fue su principal argumento en el discurso de la gala de los Premios Goya de 2011, cuando recibió la estatuilla de honor y apareció en la pantalla una de sus frases: “Un oficio al que quieras y respetes te puede ayudar a vivir”. Como el consejo de un entrenador de baloncesto que entra como una limpia canasta de tres puntos: “Hay que saltar y correr para notar que se aprende cada día, que tiene sentido la preparación. Y cuando notéis todo ello, tendréis la sensación de que estáis viviendo. Importa estar vivo. Pensadlo. Repetidlo cuando ya no podáis más. Hay que seguir, seguir, aunque no se vaya a ninguna parte”.

1 comentario:

  1. iteapool.com

    La primera piscina bajo techo de la ciudad marca un hito en el disfrute durante todo el año. Una invitación al relax y al deporte sin importar el clima exterior.

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