Se colaron en los vestuarios de los futbolistas como piratas en un abordaje. Se pusieron las camisetas que llevaban sus ídolos, los jugadores del Pontejos, y salieron al campo con un balón dispuestas a reivindicarse. Era el verano de 1932, un tiempo de nuevos aires políticos en el que las mujeres se preparaban para conquistar su derecho a votar. Pero antes, aquellas jóvenes vecinas de la localidadn cántabra de Pontejos prefirieron demostrar que también tenían derecho a jugar al fútbol.
Partido de fútbol inédito
El Sanatorio Marítimo, levantado en la isla de Pedrosa en 1914 para atender a pacientes con enfermedades respiratorias y tuberculosis óseas, tuvo que ver mucho con aquel partido de fútbol inédito, aunque las verdaderas protagonistas fueron las entusiastas seguidoras del C. D. Pontejos, de la categoría C del Campeonato Regional y cuyo ardor por los colores del equipo incluso llegó a provocar que las fuerzas de orden público intervinieran en algunos campos, como en San Salvador. El alborozo y apasionamiento de aquellas jóvenes vecinas de Pontejos también les empujaría a emprender una aventura mucho más atrevida e inaudita: jugar un partido. Las rivales, otras jóvenes tan osadas como ellas, eran trabajadoras que servían en el sanatorio de Pedrosa y procedían de varios puntos de España.
Con carácter reivindicativo
Fue un desafío que tuvo lugar en el campo donde jugaba el C. D. Pontejos, y por los testimonios de Ascensión Díez Añorga, una de aquellas jugadoras que fue entrevistada en 1963 por Mann Sierra, deducimos que se disputó con cierto secretismo, cuando los jugadores y responsables del club (“los hombres”) estaban trabajando. Algo que puede demostrar el carácter reivindicativo de aquel encuentro fue el hecho de que las jóvenes se encargaron de llevar una máquina fotográfica para testimoniar su hazaña, y que más tarde remitirían la foto al semanario deportivo ‘As’ que la publicaría el 9 de agosto de 1932, en la página 23, dentro de la galería de imágenes que titulaba ”Centenares de equipos juegan cada domingo”. La primera de las seis fotografías que se insertan en la página, situada en la privilegiada ubicación superior izquierda, era la de las chicas de Pontejos que aparecía con este pie: “Equipo femenino del Club Deportivo Pontejos (Santander), soberbio conjunto de muchachas futbolistas”.
Hasta que llegaron los hombres
Hay que decir que no se sabe el resultado del partido, aunque el testimonio de Ascensión señala que “no se llegó a terminar, pues nada más llegar los hombres, se dio por suspendido el encuentro”. El equipo se disolvió pronto porque no había chicas a las que enfrentarse, pero al menos se dejó constancia del hecho. Ellas, las futbolistas que aparecen en la foto, se llamaban Soledad Bedia, Antonia Bedia, Isabel Simal, Concha Sauquillo (de Elechas), Ascensión Díez, Regina Cavada, Celedonia Ladislao, Antonia Ruiz, Nieves Gómez, Mercedes Ladislao y Lina.
En el bar restaurante La Tijeruca, en Pontejos, aún luce la fotografía del diario AS con la que ilustramos este artículo, fotografía de las pioneras del fútbol femenino de Cantabria y sin duda, de las primeras de España.