El balón está en posesión de la mujer, y no piensa soltarlo. El fútbol femenino ha tardado en ser reconocido y sin duda aún está lejos de poder equipararse en todos los órdenes al masculino, pero el avance de los últimos años parece imparable.
Sin contar con las esporádicas alusiones de chicas que se atrevían a dar patadas al balón en las primeras décadas del siglo XX, el fútbol femenino en España intentó despertar de su letargo en los años setenta, cuando la UEFA encargó a sus asociados, con cierta timidez, que se fomentara. A finales de 1970 surgieron en España los primeros clubes y en los primeros meses de 1971 se disputó el primer campeonato de carácter nacional, la Copa Fuengirola-Costa del Sol que ganó el Fuengirola, y más tarde, con más participación y duración, la Copa Pernod que se desarrolló en Cataluña y en donde se impondría el Español de Barcelona. También se constituyó el Consejo Nacional del Fútbol Femenino compuesto por trece clubes que pidieron apoyo a la Federación Española, pero ésta se lavó las manos y dejó la iniciativa a personas que se limitaron a desprestigiar el fútbol femenino con la organización de sendos partidos en Madrid y Sevilla entre famosas: las ‘Finolis’ y las ‘Folklóricas’, que se dedicaron a hacer el payaso.
En este contexto surgiría la primera selección nacional femenina que disputó su primer partido el 21 de febrero de 1971 en el campo de la Condomina de Murcia, contra Portugal. No fue fácil la celebración de este encuentro que comenzó con retraso debido a que el árbitro, Sánchez Ramos, fue desautorizado por el presidente del Colegio Murciano. Finalmente arbitró en chándal, sin el uniforme reglamentario. También a las jugadoras se les prohibió lucir el escudo nacional en sus camisetas. Finalmente el partido se disputó terminando con el resultado de empate a tres goles. Fue una lástima porque las españolas lograron una ventaja de tres a uno, pero las portuguesas, con más físico y experiencia, consiguieron igualar el marcador. Las titulares del conjunto español fueron Kubalita; Virginia II, García, Herrero; Feijoo, Angelines; Vázquez, Virginia I, Cruz, Conchi y Laura. Marcaron los goles españoles Laura, Conchi y Cruz.
Poco después, la selección femenina volvió a jugar, esta vez en Italia, un país donde el fútbol femenino estaba mucho más avanzado. Las derrotas fueron abultadas, pero al menos aquellos partidos sirvieron para que el fútbol profesional de aquel país fichara al talento español más importante, a Conchi, más conocida como Conchi ‘Amancio’, que jugó en el Gamma 3, uno de los punteros equipos italianos.
La desilusión de aquel despertar futbolístico tuvo otro importante contratiempo cuando se dio la espalda a la propuesta de la Federación Internacional Europea de Fútbol Femenino para que España fuera sede del III Mundial. Se había organizado en Italia el primero de ellos en 1970, con victoria de la selección de Dinamarca que ganó en la final a la italiana por dos a cero. Las danesas repitieron victoria al año siguiente en México, país organizador del segundo Mundial. En la final se impusieron a la selección mexicana por tres a cero. La negativa de la Federación Española y el silencio posterior a las cartas enviadas, diluyeron el proyecto, apagando el entusiasmo deportivo de quienes habían impulsado el fútbol femenino. Pero las mujeres del siglo XXI tienen el balón y no piensan soltarlo. Ellas y su fútbol son imparables ahora.